ENTRE GATOS ANDA EL JUEGO.

Lunes 18 Marzo 2013.

                                                     ENTRE GATOS ANDA EL JUEGO.

El gato es un animal casero, dulce y hasta mimoso y, aunque reconozco que en casa nunca los hubo, me gustaba verlos en otros hogares, trepando a los regazos de los visitantes o jugando con los ovillos de lana de la abuela. Definitivamente, me cae bien el gato.

Hoy en día a los pobres mininos los han fastidiado, bien fastidiados; los han convertido en protagonistas, sus nombres, de sendos programas de televisión y ello dio lugar a la "tragedia diaria" de estos "animalejos". El gato al agua y Cascabel al gato son los citados espacios y, estoy seguro, de que si los gatos pudieran estarían maldiciendo la hora el la que a estas gentes se le ocurrió acordarse de ellos

Empezó el primero de los espacios, El Gato al agua, en Intereconomía, y, confieso, que lo escuché y lo vi una vez; fue como si todos los morroños del mundo se me hubieran colado en el estomago y revolvieron mis tripas hasta hacerles daño. Una serie de tertulianos nostálgicos deslizaban toda sus bilis sobre gobernantes y seguidores y puestos a hablar de ellos nada les importaba si sus palabras se basaban en verdades o en mentiras. Su lema creo que era "orgullo de ser de derechas" ¡Y que derecha!.

Y por si con un gato no fuera bastante, a los seguidores de la Conferencia Episcopal, a los de la Cope, les dieron una emisora de Televisión, 13 TV. y, en un alarde de genio creativo, lanzaron el programa "Cascabel al gato", desde el cual otros tertulianos, tan cerriles como los otros, desbarran cada día contra aquello que no está con ellos.

¿Y quien está con ellos? los nostálgicos de todo lo que al resto de los españoles les fue nefasto, pero que ellos añoran desde todos los poros de su cuerpo; ahí están los que un día pedirán. si no lo han hecho ya, la elevación de Franco a los altares y los que llevan clavado, a sangre y fuego, el escudo imperial en la parte trasera de sus anatomías, llámese culo.

Las cifras de audiencia de ambos espacios llega, apenas a los tres millones, los cual, gracias a dios nos deja entrever que este espécimen nostálgico no es tan numeroso como para asustar. Pero asustando o no, ahí los tenemos, con su mala baba en la boca y compitiendo entre si, entre gatos anda el juego, a ver quien dice el disparate más gordo y quien, desde la difamación, consigue mayor número de adeptos.

No son de temer, la verdad, pero teniendo en cuenta que los gatos, dicen que tienen siete vidas, lamentablemente va ha ser mucho el tiempo en el que podrán campear por los tejados, luciendo en sus traseros el escudo de la España imperial que añoran.

¡Ah! Y que conste que no pretendo criticar, digo nada más.