A punto de cumplir ochenta y dos años, todo el orgullo y la satisfacción de haber llegado a esta edad, estuvo, ayer, apunto de venirse al traste; y todo fue por la aparición en mi ánimo de un "viejo energúmeno" que, de ser por méritos propios, no hubiera merecido llegar a la edad de noventa años y, quizás, ni siquiera a haber nacido...claro que en esta vida tiene que haber de "todo", ya que de no ser así, adiós contraste.
Ángel Pelluz, Abogado, es designado, en Turno de Oficio, para defender a dos "Cabezas Rapadas" que en compañía de otros dos de la misma calaña, encuentran a un mendigo, refugiándose del frío en un "fotomatón" y lo apalean hasta dejarlo en coma. Que estos "indeseables" tengan un Abogado que los defienda, es hasta cierto punto normal, pero lo que se sale gravemente de la normalidad es que este ¿Abogado? no solo justifique lo hecho, si no que este muy cerca de pedir que ser les premie por haber limpiado la calle de un parásito.
Pero este "buen hombre" no se para ahí, si no que al ser preguntado por los periodistas responde que los indigentes son cánceres de la sociedad y que como tales deben ser extirpados. Evocó la Ley de Vagos y Maleantes y acabó diciendo que a Franco se le había acusado de muchas cosas, pero él puso en orden España. La Ley de Vagos y Maleantes, era una Ley, más bien un Decreto dictatorial, que permitía a cualquier Comisario de Policía detener o mandar detener al cualquier persona que circulara por la calle indocumentado o simplemente no le gustara su aspecto. Y muchos de esos detenidos, en ocasiones sin tan siquiera pasar por un Juez, después de ser bien "apaleados" permanecieron en las cárceles durante años. Se habló de un pobre hombre que por haber robado una gallina, permaneció en prisión hasta después del muerto el Dictador.
Yo, la verdad, no pertenezco ni he pertenecido nunca a ninguna Asociación de Viejos Jubilados, pero en este caso me gustaría crear mi propia Asociación, ser su Presidente y que el abogado Ángel Pelluz perteneciera a la misma. De este modo me podría permitir el supremo placer de proceder a la expulsión de este elemento, por pertenecer a la casta de los indeseables. Es triste, muy triste, que en España existan todavía gentes de esta calaña.
Y creo que hoy, por primera vez en mis Días, he aparcado la ironía para incorporar la dureza.
¡Ah! y que conste que hoy critico y además digo.
Gracias Enrique por decir las cosas tan claras, por tener la sinceridad que te caracteriza, y por ser como eres.
ResponderEliminarLos Poetas no son "ellos", son lo que sus lectores ven y tu, eso es cierto, me ves como yo quiero darme. Un abrazo
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