miércoles, 30 de enero de 2013

ECOS DE SAVIARKANDA

                                     ECOS DE SAVIARKANDA

Miércoles 30 Enero 2013

Saviarkanda, como conoceréis algunos de los que me leéis, es un "Mundo" que yo me he imaginado, pero que existe en este Mundo. En el habitan gentes que un día fueron "alguien" y que hoy son igual que seres inanimados, que, la mayoría, no están aquí, pero que tampoco nadie sabe cual es su lugar...viven, algunos sienten y, por lo general, vegetan.
Yo me paso algunas horas en el día, así como absorbido en su contemplación y no dejo de transportarme  hasta el "ayer" de alguno de ellos, o de ellas, que también las hay y navegar por lo que en ese ayer fueron. Es un ejercicio que, creo, que si algunos practicaran, ni serían tan soberbios ni vivirían en la prepotencia como morada.
Todos tienen su "aquel", pero hay algunos que, como en el propio mundo exterior, destacan por su físico, por sus gestos o simplemente por su mirada. Un día me llamó, poderosamente, la atención un hombre alto, buena presencia, no más de sesenta o sesenta y cinco años y con toda la pinta de haber sido una persona elegante y hasta atildada. Pregunté y supe sus circunstancias; me dirigí a el y me encontré con un ser culto y refinado, que había leído libros a montones, que frecuentó la escritura y que escribió Poemas de más de cincuenta versos, en rimas diversas y con una métrica perfecta. Pero es que, además, había pintado montones de cuadros, preferentemente óleos, que si bien, los que he visto, carecían de una técnica depurada, poseían todo el colorido y fuerza que brindan los aires mediterráneos.
Esta era su faceta artística, pero para mayor abundancia en mi extrañeza, había sido Presidentes de Organizaciones Empresariales y Gremiales, e incluso fue Autoridad de no "se" que lugar. Definitiva mente no encajaba en el lugar. 
Y sin embargo allí estaba. Una depresión, ¿que será eso que así ataca?, se cebó en su mente y lo dejó hecho unos "zorros", hasta el punto de no saber ni siquiera valerse por sí mismo. Hoy vaga como una sombra, en ocasiones luminosa y  en otras veces ópoca. He hablado con el y también sus conversaciones son, a veces, brillantes y en otras inconexas: Incluso en sus momentos de lucidez, le he planteado la posibilidad de abandonar ese "mundo" y adentrarse en nuestro mundo. El miedo le atenaza y atenaza, también, a familiares y facultativos, que tienen la seguridad, lamentable a todas luces, de que en días, semanas o meses, volvería a ser atrapado por el mal que le trajo a Saviarkanda.
¡Ah! y que conste que HOY si me permito aconsejar; aconsejaros que en alguna ocasión visitéis uno de esos "mundos" y entonces no os parecerá tan terrible este otro Mundo.






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