PUNTO Y FINAL.
Hace tan solo unos fechas titulé mi Día con un "A modo de Despedida"; hoy confirmo esta, os digo Adiós aquí con el deseo de que me visitéis allí. Aparco mí Día a Día y me embarco en un nuevo Blog, El grito de un Poeta. Dejo el anterior con tres mil ciento veintitrés visitas, en apenas cuatro meses y confío que, con vuestra ayuda, podré decir lo mismo cuando me someta a mi propio examen.
¿Que por qué lo hago? Ya esbocé algo en mi anterior: El Día a Día me obligaba, era yo mismo mi propio impulsor, a buscar diariamente un tema que comentar y eso, en ocasiones, me llevaba a grandes esfuerzos y no, precisamente, porque falten hechos que comentar, que nuestro "amado" gobierno nos los brinda a montón, si no porque yo más que comentar, pretendía ironizar...y para esto, ironizar, si escaseaban los asuntos; los otros, en su mayoría, eran y son demasiado sangrantes para ser tratados en tono de burla.
usaré de la ironía en aquello en que pueda hacerse sin herir susceptibilidades , para mí, confieso, es difícil prescindir de mi carácter irónico, pero aparte de eso, gritaré, dejaré brotar mi indignación y de mi grito procuraré hacer un clamor que oigan hasta los que, haciéndose los sordos, se esconden, interponiendo entre las cámaras y ellos, impenetrables cristaleras.
Habéis sido muchos mis seguidores, dicen los entendidos en esto, la verdad es que yo no lo soy mucho, que alcanzar las visitas que mi Día a Día ha alcanzado constituye todo un record; no se si es verdad, pero lo que si puedo aseguraros es que en mi nueva singladura, mi interés será el mismo, lo que no puedo asegurar con igual fuerza es mi acierto, ya que este depende mucho del momento que vive quien escribe y también del momento por el que pasa quien lo lee.
Vamos a ver si juntos, yo escribiendo y vosotros leyéndome, lo conseguimos.
Lógicamente ignoro si con Mi Grito estaréis todos quienes fuisteis seguidores de mi Día a Día, pero a todos, a los que estéis y a los que os quedéis en el camino, gracias, gracias sin más, ya que cuando estas salen del corazón no hay que añadirles más abalorios.
¡Ah! Y que coste que hoy ni pretendo aconsejar, ni tampoco criticar, digo ¡Adiós! nada más.