RECUERDO DE "MIS" TRENES.
Que yo sepa, nunca jugué con un tren, pero hoy, que cumplo ochenta y dos años, quiero traer a mi Día el recuerdo de los trenes que, de un modo u otro, me marcaron. Del primero apenas recuerdo, un gran edificio y muchos hombres armados. Era el diez y ocho de Julio de mil novecientos treinta y seis y huíamos de Valencia y buscábamos nuestra casa en Albacete, de aquel tren no recuerdo nada, tal vez porque a mis cinco años estaba, como casi siempre, en brazos de nuestra "niñera", Encarna, que a decir de mis hermanos no era la niñera de los niños, era la niñera de Enrique. Ya en Albacete, otro edificio, más hombres armados, pero estos se llevan a mi padre; mi madre llora...y hasta ahí, mi recuerdo.
Recuerdo que enlaza con otro tren. Habían transcurrido cinco años desde el anterior, pero también huíamos, huíamos de quienes un día adularon a mi padre, pero se negaban a admitir que el no pensara como ellos. Con urgencia mi padre pidió otro destino, Herencia, a el nos dirigíamos. Éramos ya siete hermanos, nos metimos en un habitáculo de madera, con muchos asientos separados por un pasillo, lleno, hasta los topes de gente y de maletas; mi padre nos colocó, como pudo, diseminados por todo el vagón y recuerdo, aparte de unos hombres de verde, con raros sombreros y fusiles al hombro, a mi padre corriendo de un sitio para otro haciendo recuento de sus efectivos.
Pocos años después, internos mi hermano Manolo y yo en un Colegio de Getafe, nos despertaron a altas horas de la madrugada y un Escolapio nos llevó a otro tren; este ya tenía departamentos individuales y en uno de ellos, sin ninguna explicación, nos sentaron a los dos y allí nos dejaron. Horas de infantil zozobra, aquel viaje no era normal y la cara de los frailes no presagiaban nada bueno. Al llegar a Alcazar de San Juan, donde nos esperaban, supimos que nuestra madre se moría y quería vernos. Dicen que nuestra llegada la salvó.
Por último un tren "borreguero", sin departamentos ni asientos, con basura en el suelo y sin luces por ninguna parte; en el nos cargan, como eso, como carga, a un montón de "quintos" obligados a hacer un Servicio Militar que debía desarrollarse en Valencia. Salíamos de Albacete. Más de veinte horas de viaje, como mercancía que éramos, nos aparcaban en cualquier estación, de una serie de personas que, ni se conocían de nada, ni tenían, por supuesto, las mismas inclinaciones.
Esos los trenes de mi recuerdo; como es lógico hubo otros, muchos. Eran trenes, no fríos, como lo de ahora, en ellos había humanidad y hasta en muchas ocasiones, sin conocerse de nada, se compartían comidas y se hacían amigos. Ahora, eso si, durante mucho tiempo siempre iban en ellos aquellos hombres de verde, con fusiles al hombro y cubiertos por unos sombreros que, ya supe, se llamaban tricornios.
¡Ah! Y que conste, hoy ni censuro ni critico, digo nada más…
¡FELIZ CUMPLEAÑOS¡¡¡
ResponderEliminarTe spero en el 93. Un beso
ResponderEliminarJOPE¡¡¡¡ y yo que lo vea jajajja¡¡¡ eso está hecho¡¡¡
ResponderEliminarPues menudo castigo el tenerme que aguantar once años más...¡Que malo soy!
ResponderEliminarEn serio, Gracias y a por ello. Un beso
"Porfa" que yo esté tambien aquí y hablando con todos.
ResponderEliminarEste sitio es de todos y tuyo, por spuesto, aqui puedes estar cuando quieras y como quieras y todos cuantos estemos te hablaremos encantados. ¡Todo es proponerselo!Un abrazo
Eliminar